Estas navidades, igual que hace cinco años, nos vamos hacia la Costa Blanca en busca de roca y sol. Esta vez le hemos añadido al viaje un elemento extra que esperamos lo haga más disfrutón.
Como sabeis, hace años que rodamos con nuestra pequeña Peugeot Partner, la socia, en la que tenemos hecho un invento que se convierte en cama para poder dormir en ella. El extra de este viaje ha sido alquilar una T4 California.
Para los que no sepan lo que es, se trata de una furgoneta Volkswagen, camperizada por la casa Westfalia, de manera que la segunda fila de asientos se convierte en una cama para dos, tiene varios armarios, una nevera, cocina de dos fogones y una pequeña pica. El techo se puede levantar para poder estar de pie dentro de la furgo, y además tiene calefacción estacionaria, es decir que se puede encender mientras la furgoneta esta parada.
A la socia nos la queremos mucho, pero la experiencia con la T4 ha sido un flipe. De hecho hemos alquilado la California para decidir si este tipo de camper es lo que necesitamos o tenemos que probar otras opciones. La realidad es que hace dos días hemos vendido la socia, snif..., así que ya no hay marcha atrás.
El viaje de bajada desde Barcelona hasta Alicante lo hicimos con un invitado especial, Berta, a quien habreis visto en algún post haciendo sus pinitos en roca. Resulta que Berta es de Alcoi y sus padres viven cerca de Alicante. Nosotros, aunque ya era de noche cuando dejamos a Berta, teníamos tantas ganas de dormir en la furgo que nos fuímos a la zona de Marín, cerca de Elda, donde al día siguiente nos peleamos con algunos quintos durísimos, y es que el grado esta caro por Alicante!
El segundo día decidimos hacer una clásica de las Peñas del Rey, bonita zona cerca del pueblo de Sax. Curiosamente la vía se llama Blanes, y aunque aparentemente solo son dos largos de IV+, la guía RockFax la puntúa con un alto grado de interés, cosa con lo que coincidimos porque toda la vía es bastante espectacular.
De Sax fuímos a ver a Berta y su familia, quienes tuvieron el detallazo de invitarnos a cenar el día de Noche Buena. Tras la cena fuimos a Alcoi de fiesta. Aparcamos la furgo en un punto estratégico. Cerca de los baretos, pero donde no tengamos que moverla al acabar la fiesta y poder dormir allí mismo. Así, el dia de Navidad amanecimos Berta en la cama de arriba, y Lara y yo en la de abajo, al lado del campo del equipo que presume de tener la moral más grande, el Alcoyano.
Tras un día de Navidad tranquilo, nos fuimos a Echo Valley. Aquí hicimos la vía Esther, de cuatro largos semiequipados y asequibles, y de gran belleza, ya que sube por la arista derecha de la pared llamada Echo One, lo que le da un gran ambiente.
Pero la sensación del día fue cuando fuímos en busca de una buena ducha y acabamos pasando dos horas en el complejo deportivo Camilo Cano de La Nucía. Hicimos unos largos, jacuzzi y hasta baño turco. Todo un lujazo de día que redondeamos cenando en el casco antiguo de Altea, que bien vale la pena recorrer para contemplar sus calles y esas casas blancas con tanto arte.
Para el siguiente día estuvimos barajando la posibilidad de hacer algo en el Peñón de Ifac, pero la única vía que veíamos asequible era la Piratas, y precisamente es una vía que empieza tras hacer los tres primeros largos de la Valencianos, que ya hicimos durante nuestra anterior visita. Así que decidimos hacer algo de deportiva en la Sierra del Toix, cerquita de Calpe, y al día siguiente ya haríamos una vía larga. En la Sierra del Toix disfrutamos de lo lindo, y a dormir ya nos fuimos a Sella, para estar al día siguiente a pie de vía.
Y nunca mejor dicho, a pie de vía. En Sella dormimos a apenas 50 metros de la vía Marión. Una clásica de tres largos que la guía marca como V, IV+ y V, pero que muchos cotan con medio grado más en cada largo. Tiene un paso difícil al inicio y casi en su totalidad se mantiene en el quinto grado de Sella. La guía RockFax la pone como brillante, y realmente lo es. Yo agradecí el hecho de que está totalmente equipada. Creo que únicamente puse algun cacharro en la última sección del último largo, ya que se supone que a medio largo flanqueas a la izquierda a pillar un descuelgue. Nosotros la hicimos completa. ¡Imaginaos lo justito que fuí durante toda la ascensión que no hice ni una foto a Lara!
El siguiente destino fue Montesa, un pequeño pueblo que tiene un castillo guapísimo y una zona de escalada deportiva de categoría. No sé bien como pero nos pusimos en el sector Tormo Gros y nos pegamos un hinchón de hacer vías, incluyendo una de 6a que encadenamos, y un intento a un 6b, dado que teníamos la cuerda por encima, que fue imposible, ya que la clave era un monodedo de una falange y media del que había que tirar para arriba. Buff! A todo le llaman 6b.
Nuestro último día escalando decidimos pasarlo en el Aventador, cerca de Xátiva, donde ya habíamos estado hace cinco años y nos gustó mucho. Se trata de una zona de deportiva con un montón de vías de unos 20 metros y una roca bestial. Aquí también acabamos encadenando una vía de 6a, y para celebrarlo nos fuimos a cenar a Xátiva.
De subida a Barcelona nos acercamos a Valbona, Teruel, donde pasamos el fin de año con mi padre y la Fany, y de ahí ya volvimos a casa, después de un viajecito de lo mas chachi.
La California fue en todo momento como la seda, y desde aquí agradezco a chilicampers tanto el trato y la seriedad, como la flexibilidad demostrada cuando les llamamos para pedirles si podiamos extender el alquiler cuatro días!