Dejando a un lado la comparación fácil con la instantánea de los Stone masters en Yosemite, aquí os enseño una foto de alrededor de 1985 donde veis, de izquierda a derecha, a Pepo, Lali, Ricard, un servidor y Miguel, mientras hacíamos la cresta de los Besiberris.
Me doy cuenta de que desde una tierna edad ya me molestaba todo tipo de ropa!
pd Agradecer a Miguel que accediera a poder escanear la foto, que para mi desdeluego es una reliquia.
Estaba archivando papeles y ha aparecido esta foto que me pasó Miguel hace unos meses. A juzgar por el arnes sin acolchar, de peto, con portamaterial hecho por mí porque el arnés no tenía, los Boreal Fire, las menchetas de futbol, y la reunión hecha en la alcantarilla del Torrent del Carmel al lado del puente con la calle Marques de Foronda, deduzco que data del 1984 mas o menos.
Miguel siempre ha sido mucho mas estiloso que yo, a la vista está!
No se como pero en su día se me pasó postear esta escalada, que además la recuerdo como muy especial. Y me he dado cuenta porque es posible que vaya a hacer la Estasen en unos días, he ido a mirar cuando la hice con Lara y no encontraba el post. Y ahora estoy editando porque ya entiendo por qué no encontraba el post. El blog lo comencé un año mas tarde!
Fue en Agosto del 2007, así que a estas alturas simplemente diré que fue una ascensión que nos salió bordada y en la que disfrutamos como enanos.
La vía es larga, sencilla, pero con un ambiente impresionante. Además, desde la cumbre del Calderer donde acaba la ruta, por un sistema de cadenas y no recuerdo si un rápel, se puede luego fácilmente ir al Pollegó Superior, cumbre del Pedraforca. De hecho Lara nunca ha subido al Pedraforca andando. Eso si, la tartera la adora.
Quizá algun dia hagamos otra vía juntos en este terreno de aventura tan guapo.
Un día de agosto del 2004 Lara iba a embarcarse en lo que sería su primer largo recorrido en roca. La via Pany, con sus 500m, es el camino natural de la cara norte del bellísimo Pedraforca.
La actividad nos llevó todo el día, dado que tramos que pueden hacerse en ensamble los hicimos montando reuniones. La dificultad es baja, III+, a excepción de un paso de IV para evitar montar un rápel en la parte superior del itinerario. Lara se portó como una campeona y de hecho lo que más le costo ese día, aparte de levantarse tempranito tras un bivouac a pie de furgo, fue el descenso por la tartera.
Imaginaos si le costó el descenso que hasta los isards se acercaban para darle ánimos!
El mismo año que se estrenó la película de Brad Pitt 7 años en Tibet, 1997, yo estuve 6 meses en Nepal. Un sueño que había tenido desde que era un niño, se hizo realidad.
Fué mi primer viaje fuera de Europa, y además fuí y estuve la mayor parte del viaje solo, con lo que iba alucinando con todo. Tengo varios cientos de diapositivas, pero aqui únicamente incluyo unas pocas que hace mucho tiempo escaneé. Son de bastante mala calidad y las tendría que escanear otra vez, pero de momento si están aquí las podré mirar de vez en cuando.
Durante el viaje escribí un diario, pero creo que sólamente explicaré por encima lo que hice durante esos meses, de los que tengo grandísimos recuerdos.
Cuando aterricé en Katmandú estaba toda la ciudad a oscuras. Una de las últimas tormentas del monzón había estado azotando la capital y aún vi decenas de relámpagos alejándose. Me esperaba un chico de la agencia con la que había organizado lo que haría durante mi primer mes allí. Al día siguiente conocí a Ang Dorjee Sherpa, quien sería mi guia, y el nepalí más alto que ví durante mi tiempo en Nepal. Si, se llama como el famoso sherpa que estuvo ayudando durante la tragedia del 96 en el Everest, pero no es el mismo. Parece ser un nombre común entre los sherpas.
Cogimos un helicóptero y volamos a Lukla. Allí contratamos un porteador, y durante los siguientes días fuimos haciendo el trekking del Everest, pero en lugar de llegar hasta su campo base fuimos hasta un pico llamado Kala Patthar (5643m), que esta en la arista sur del precioso Pumori, y tiene unas vistas buenísimas del Everest y el Lothse.
El último día no lo pasé particularmente bien, ya que estuve con dolor de cabeza debido a la altura y que habíamos subido demasiado rápido, pero no había opción porque habíamos quedado de vuelta en Lukla con un australiano con el que iba a compartir licencia para intentar el Mera Peak (6476m). Sin embargo, subir al Kala Patthar aun con algo de dolor, significó que después mi cuerpo estuvo perfectamente aclimatado para el Mera Peak, y de hecho acabé subiéndolo en solitario, ya que la madrugada que salimos hacia cima, tanto Dorjee, el guia, como el australiano, no se encontraron bien, se dieron la vuelta, y yo hice solo los últimos 400 metros de desnivel. En la cumbre encontré unos coreanos, pero aun hoy flipo de que en mi primera vez fuera de Europa me viera en medio del Himalaya, a 6100 metros, caminando en medio de un glaciar intentando hacer un pico. Tengo foto de cumbre, pero es bastante fea!
Al Mera Peak fuimos caminando varios dias desde Lukla también, y a la vuelta, cuando en teoría ya acababa nuestra expedición, Dorjee me preguntó si quería ir con él a ver a sus padres. Él no iba a volver a Katmandu, y me ofreció esta posibilidad como amigo. Obviamente acepté la oferta. Con Dorjee nos llevábamos de miedo, habíamos conectado super bien, de lo contrario no me hubiera invitado a perderme por aquellos valles con él.
Estuvimos tres o cuatro días caminando por valles chulísimos y no ví ni un solo turista. En casa de sus padres nos quedamos tres días, y la experiencia fue alucinante, ya que la casa de sus padres tiene adosada una estupa budhista, donde yo dormía, y uno de los días que estuvimos allí vinieron unos monjes y un lama budhista para hacer una celebración, bendecir la casa, las gentes del valle, los animales, etc.
Tras la fiesta nos acercamos a un aeródromo, que estaba a un par de días de camino, y desde allí volvimos a Kathmandu. Acababa de vivir el que probablemente había sido el mes más intenso de mi vida.
Tras unos días de descanso pululando por el famoso barrio de Thamel, donde me hice colega de dos nepalíes que llevaban la guest house donde me hospedaba, les buscaba clientes, e incluso hice algunos colegas, se acercaba el día en que vendría mi colega Santi. Estaría en Nepal un mes, y nuestro objetivo fue hacer el circuito del Annapurna. Contactamos con Dorjee, y aunque este trekking se puede hacer sin guia, sus honorarios eran asequibles y yo sabía que ir con él haría el trekking más interesante. Y vaya si lo hizo! Tuvimos la suerte de poder atravesar el collado Thorong La (5416m) justo horas antes de que empezara a caer una tremenda nevada, esto suponía que pudimos completar el circuito, y durante todo el trekking lo pasamos genial.
Cuando se fue Santi me quedé unos días otra vez pululando por la ciudad y descansando. Tenía ganas de hacer un retiro para pensar y desaparecer durante unos días a algún pueblo. Le pedí consejo a los dueños de la guest house, y para mi sorpresa uno de ellos me habló de un curso de meditación en un templo budhista en las montañas, al que sólo se podía acceder por recomendación, y uno de ellos me podía recomendar porque lo había hecho. La técnica era Vipassana, estuve quince días meditando unas 12 horas al día y sin hablar. Solo la última tarde nos dejaron hablar entre nosotros. Fue brutal!
De vuelta a la realidad, aunque para mí vivir en Thamel era un sueño, empecé a preparar otro trekking. Con una colega que voló desde Barcelona y un chico americano que conocí en el curso de meditación, nos fuimos a hacer el trekking del valle del Langtang. Fuera de la temporada turística, en pleno invierno, hicimos todo el trekking, pasamos el fin de año en Kyanjin Gompa (3870m) y conseguimos subir al Kyanjin Ri (4779m) y el Tsergo Ri (5033m).
Al volver de este trekking mi colega volvió a Barcelona y yo aún me quedé unas semanas más por allí. El último día recuerdo pensar que iba a ser dificil, por no decir imposible, hacer un viaje más alucinante que el que acababa de hacer, y además sabía bien el por qué. Era mi primera vez fuera de Europa y en una gran cordillera, y ya no habría otra primera vez.