10 ago 2013

Los Eristes

Los Eristes, o Bagüeñola, son de esos tresmiles que ya habian estado en mi agenda veraniega alguna vez, lo que pasa es que como no tienen dificultad técnica pues por una cosa u otra siempre habian quedado como segundo plato. Al final no cuadraba ir a visitarlos.

Este año había pensado ir sólo a intentarlos, pero Miguel se enrolló y me propuso hacerlos por el puerto de Sahún en el día, ya que él ya los había subido pero yendo por l'Aigueta la Vall, ruta que requiere más tiempo debido al gran desnivel a salvar.

Nos levantamos bien prontito, y llegamos al puerto de Sahún, donde dejamos la furgo, aún de noche. Comenzamos a caminar con las primeras luces, y en el lago de Barbarisa hicimos una paradita para decidir por donde íbamos a atacar, ya que hay más de una opción.

Nosotros decidimos subir hasta el ibón Xelau. Desde aquí, en lugar de ir a buscar la brecha entre el Eriste Sur y el Central como parece que hace mucha gente, nos fuímos directos por la costilla que baja desde la cumbre del Eriste Sur por su cara Oeste. No tiene ningún tipo de dificultad, e incluso íbamos siguiendo hitos. Es una manera muy guapa de colocar los pies en el primer tresmil del día, el Eriste Sur (3045m).

Almorzamos aquí, ya que después Miguel se apalancaría al pie de la cara Este del Eriste Sur, mientras yo me lanzaba a hacer el Eriste Central (3053m) y el Eriste Norte o Beraldi (3025m). Subir al Central simplemente implica ir a buscar la brecha que forma con el Sur, y desde ahí un corredor nos lleva hasta la cumbre. La bajada la hice por el mismo sitio, y flanqueando y esquivando neveros fuí rodeando la base rocosa que forma el Eriste Norte. Cuando esta barrera rocosa muere, se sube fácilmente hasta la cumbre, desde donde hay unas vistas privilegiadas del Posets y la cresta de Espadas.

Al bajar del Beraldi fuí flanqueando de nuevo hasta el punto donde se encontraba Miguel para reunirme con él. El descenso decidimos hacerlo por un itinerario diferente, de manera que la excursión sería en mayor o menor grado, circular.

La verdad es que salió perfecto. Fuimos resiguiendo la base de la cresta que hay desde el collado de Comajuana hasta el Eriste Sur, de manera que sin tener que remontar en absoluto nos plantamos en el collado de Comajuana. Desde aquí se baja fácilmente al desagüadero del lago de Barbarisa, donde se conecta con el camino principal que habíamos hecho por la mañana.

El último trozo, intentando llanear para llegar hasta el puerto de Sahún sin tener que subir y bajar mucho, está lleno de caminos estrechos y paralelos que hacen que este tramo se haga muy largo. Nos dió la sensación de que hubiera sido mejor haber cojido la pista que sale a la derecha justo antes de llegar al puerto, y acercarse al fondo del valle de Barbarisa.

A pesar del trozo final, la excursión estuvo super guapa, no sólo por la elegante manera de subir el último trozo del Eriste Sur y el hecho de que conseguimos hacerla prácticamente circular, sino también porque hizo un día impecable y hacía tiempo que no salía al monte con Miguel. Siempre es divertido salir con él!

Sí, ya se que eso de ponerse en las fotos enseñando el pulgar, como los futbolistas cuando les están haciendo la revisión médica, es un poco inusual en nosotros. No volverá a pasar!

8 ago 2013

Vía ferrata de Obarra

Aprovechando que estaba por el Pirineo (ver post anterior) me fuí a ver a Miguel unos días. Un amigo suyo, Xavi, estaba también por el valle de Benasque con la familia, y quedamos para hacer la vía ferrata de Obarra, que por algún motivo que desconozco, le llaman Croqueta.

[edito] para agradecer el comentario aclarando que la ferrata se llama Ferrata de Obarra, y sube a la aguja de la Croqueta.

En un día espectacular, el comando Croqueta se reunió en el aparcamiento al lado del túnel donde empieza la ferrata.

El comando lo compondría un servidor delante para taponar a Albert, quien parece ser, y pronto ví que tenían razón, es capaz de hacer una ferrata de 3 o 4 horas en 15 o 20 minutos. Detrás de Albert iría Marise, su guapa e intrépida madre. A continuación Ari, que a sus 11 añitos me dejó absolutamente impresionado con como subió. Elegancia y seguridad me viene a la cabeza. Su padre Xavi iría detrás, también haciendo de paparazzi como yo, y babeando de tanto en tanto viendo como Ari negociaba los pasitos más exigentes. Cerrando el comando estaría Miguel, que en algunas fotos veis estirándose porque de lo contrario no iba a chupar mucha cámara.

En alguna reseña he visto que hablan de dejar un segundo coche en algun otro punto para hacer el regreso, sin embargo creo que no es para nada necesario. La bajada es evidente, pasando por el pueblito de Ballabriga, y además te da la oportunidad de ir comentando las pequeñas anécdotas que sin duda surgen mientras haces una ferrata de esta longitud, con tres puentes colgantes, uno de ellos con un solo cable para poner los pies. Tranquila, Marise, no mencionaré que en ese puente el comando tuvo un momentazo cuando dijiste que te negabas a pasar!

Toda la ferrata está super bien equipada, incluso con descuelgues de dos argollas por si se quiere deshacer rapelando. Rápidamente se coje bastante patio, y tiene tramos verticales donde se convierte en muy aérea y espectacular. Los puentes son bien divertidos, y el único punto que hay que recordar durante todo el recorrido es la posible caida de piedras. Por ejemplo, tras un primer tramo hay unos metros en que se sigue un senderito, para entonces afrontar un tramo bastante vertical. Antes de llegar a esta vertical nosotros nos esperamos a que una pareja que iba por delante salieran, ya que alguna piedra iban tirando.

¿Y que más os voy a contar que no veais en las fotos? Albert se pasó todo el rato haciendo poses cuando veía que yo iba a tirar una foto, como si estuviera escalando un extraplomo de 8b, y decía... Venga, una para el perfil de facebook!

Todo fueron risas y más risas, y la cervecita nos la fuimos a tomar al precioso pueblo de Roda de Isábena.

4 ago 2013

Los Altamiros en Ordesa

Por algún extraño motivo este verano se me metió entre ceja y ceja subir al Dedo del Monte Perdido, un tresmil eclipsado por el Monte Perdido y el Cilindro, que requiere subir material de escalada para poder trepar un largo, de poca dificultad pero descompuesto, de unos 40 metros.

Puse un mensaje en el foro de Madteam porque necesitaba al menos una persona para que me asegurara ese largo, explicando que mi plan era subir a dormir a una cueva que conozco muy cerca del refugio de Góriz, un primer día hacer la Punta de Las Escaleras y el Dedo, y un segundo día ir a hacer los Baudrimont, dos tresmiles que cuando estuve en la zona de la Punta de las Olas y el Soum de Ramond, no me dió tiempo a hacer.

Unos días pasaron, y como nadie decía nada empecé a pensar un plan B que pudiera hacer en solitario, pero entonces Pep por una parte, y Manel y Joan por otra, se pusieron en contacto conmigo.

Los tres habían hecho un montón de tresmiles, Pep había hecho escalada pero hacía años que no salía, y Joan ha hecho algo de deportiva. Decídimos que para el Dedo yo llevaría dos cuerdas gemelas de 9 y Joan pillaría la suya de deportiva. Yo iría primero con Pep, y le dejaríamos a Joan cualquier fisurero o friend que colocara para darme el largo. Manel subiría de segundo de Joan.

Quedamos en Terrassa temprano, con la idea de hacer el viaje hasta Torla y subir hasta la cueva a dormir. Tras las presentaciones nos pusimos en camino, y a los 5 minutos Manel paró porque oía un ruido extraño en su coche. Llevaba un tornillo Torx bastante grandote clavado en una rueda. La cambiamos y por fin pudimos salir.

La mala suerte de pinchar fue compensada y con creces con como fue toda la salida, ya que nos salió todo rodado, y salvo el segundo día que no pudimos lanzarnos a intentar la Espalda de Esparrets, porque ni siquiera la vimos por la niebla, el resto de los planes salieron incluso mejor de lo esperado.

Tras una parada en Fiscal aprovechando para visitar a Roger, a quien habeis visto en algunos posts anteriores, continuamos hasta Torla. Preparamos mochilas y nos hicimos la primera foto oficial de la salida antes de subir al bus que te lleva a la pradera.

El llevar material para escalar se notaba en el peso de la mochila, y en particular yo también noté que esta era mi primera salida tresmilera de la temporada. Llegamos a las inmediaciones de Góriz cuando faltaba poco para oscurecer, y como hacía varios años que no había estado en la cueva, hicimos un par de incursiones fallidas hasta que por fin encontramos la cueva. La teníamos para nosotros solos, y además justo a la entrada de la cueva había una superficie mas que considerable de césped, y aquí fué donde dormimos.

El día siguiente amaneció espléndido. Cuando llegamos a Góriz aún había gente saliendo hacia el Perdido. Nos únimos al camino de la ruta normal, y después de más o menos media hora cojimos un sendero a la derecha que sube por una pedrera hasta una especie de pequeño collado. Aquí se encuentra el primero de los cinco resaltes que configuran la ruta de las escaleras al Perdido.

El camino está bien señalizado con hitos, salvo justo antes de la Punta de Las Escaleras (3027m), que se puede subir tanto por la derecha como por la izquierda. Quizá el último resalte, que debe tener unos 10 metros y presentaba un reguero de agua, pedía prestar atención, pero como íbamos subiendo no resultó ser un problema.

No sé por qué yo pensaba que no estaríamos obligados a subir hasta el Perdido, y podríamos flanquear antes de llegar a su cima para ir a buscar el Dedo, sin embargo andaba bien equivocado. Casi sin darnos cuenta, ya que la ruta de las Escaleras es muy directa y entretenida, nos encontrábamos en la cima del Perdido (3355m).

Nos comimos el bocata en la cumbre, pero no nos colgamos mucho porque aún nos quedaba la faena gorda, o mejor dicho delicada. Empezamos a bajar por la ruta normal hasta el punto donde teníamos que dejarla para flanquear y así ir a buscar la base del Dedo. Nos calzamos los crampones y en unos minutos estábamos al pie de la canal que nos llevaría a su cima.

Había leído algun relato de esta ascensión y sabia que nos encontraríamos un largo descompuesto, sin embargo mi preocupación después de haber subido algunos metros, haber colocado un par de seguros y comprobar que realmente el riesgo de que algo se rompiera era elevado, era si Joan yendo de primero subiría disfrutando, o iría sufriendo.

Paré a medio largo y le expliqué a Pep quién se tenía que atar a qué cuerda, de manera que ellos tres subirían todos de segundo. Así hicimos todos cumbre en el Dedo del Monte Perdido (3188m), y aunque los tres subieron rápido y sin problema, comentaron que de primero hubieran sufrido demasiado, y quizá ni se hubieran metido. Vamos, todos contentos, ¡y nos habíamos ganado ir a cenar al refu!


El objetivo para el día siguiente era ir a los dos Baudrimont. Para alcanzarlos hay que subir antes la Punta de Las Olas. Además, el Soum de Ramond y la Espalda de Esparrets también quedan a tiro. Había un poco de niebla, siempre cambiante, pero nos dejó hacer la Punta de las Olas (3002m), el Baudrimont SE (3026m) y el Baudrimont NE (3049m).

Tras estos tres parámos en la base del Soum de Ramond (3263m) para comer, y como yo ya lo había hecho, me quedé un rato solo y luego empecé a ir hacia la Punta de Las Olas, donde nos reuniríamos más tarde. Desde esta punta ya bajamos juntos hasta el refu, donde Manel reservó mesa para cenar a nombre de Los Altamiros, por aquello de que llevábamos dos días viviendo en una cueva.

La Espalda de Esparrets, que no hemos subido ninguno de los Altamiros, quedará para otra ocasión, y según la lista de tresmiles que yo uso, es el único tresmil que me falta por subir de la zona Perdido-Gavarnie.

El último trozo de la bajada hasta la pradera se hizo larga, pero al menos yo estaba infinitamente más feliz por los tres dias y medio que había pasado con tres makinas que no conocía de nada y resultaron ser excelentes y divertidos compañeros, que cansado. Estoy seguro de que volveremos a ir al monte o a escalar juntos.

¡Gracias chicos!