18 sept 2009

Gran Diedro al Spijeoles

Con sus 3065m, el Spijeoles es uno de los tres miles del Pirineo que nunca habíamos visitado. Cuando hablamos con nuestro colega Miguel no nos lo pensamos dos veces y nos embarcamos a intentar la clásica de este pico: el Gran Diedro. Desafortunadamente, todo quedaría en un intento.

Desde las Granjas de Astau subimos hasta el refugio de Espingo. El escenario es precioso, y aunque la perspectiva no nos deja ver el diedro, el pico se ve perfectamente.

Al día siguiente salimos temprano. La previsión del tiempo era tan buena que cuando llegamos al punto donde dejaríamos las mochilas, ya que nuestra intención era subir al refugio del Portillón tras descender el Spijeoles, dejamos todo el material impermeable.

El no haber salido durante todo el año de alguna manera nos pasaba factura, y la aproximación se hizo larga, aunque también hay que decir que la aproximación hasta los casi 2700m donde empieza la vía, salva un importante desnivel.

El diedro es realmente impresionante, y cuando llegamos a pie de vía vemos una cordada haciendo otra vía, más a la derecha, pero no hay nadie en el gran diedro, así que todo pintaba bien.


Bordeamos un ventisquero y por unas lajas nos desplazamos hacia el inicio de la via.

Miguel, con la motivación y el empuje que le caracterizan le entra al primer largo. Lara y yo vamos detrás. Yo no me siento muy fino, cosa que es normal por no haber escalado durante meses y porque el tipo de granito no es de mis tipos
favoritos de roca. Además cuando voy de segundo todo me parece más difícil y voy pensando como se lo ha currao el Miguel, pero voy tirando.

Hacemos tres largos... o fueron cuatro? El caso es que cuando llego a la reunión noto un par de gotas. Miramos hacia arriba y parece que están entrando nubes desde la parte española. Dudamos sobre si sale Miguel hacia arriba o esperamos 4/5 mins (tiempo de hacer un cigarrito). Lo que parecía que posiblemente sólo fuera rocío se convierte en claras gotas de lluvia.

Justo al acabarnos el pitillo ya está lloviendo bastante fuerte, montamos un primer rappel, y empieza a granizar.





Con tranquilidad, pero en medio de tembleques por el frío y yendo a por faena, vamos haciendo los cuatro rápeles que nos dejan de nuevo a pie de vía. Para de llover y granizar, y mientras nos quitamos la ropa y arneses totalmente empapados vemos las montañas de alrededor enharinadas debido al granizo. Un poco tristones, pero contentos de haber resuelto el abandono sin problemas, comenzamos a bajar hacia las mochilas, donde decidimos que con todo mojado como vamos y el palo moral que hemos recibido, nos bajamos directamente hasta el parking, donde llegamos pasada la medianoche.

A la mañana siguiente Lara y Miguel, que más bien parecia la momia de Tutankhamon, dormían plácidamente al lado de la furgo.

Siento que no hay fotos de la tormenta pero es que un servidor ya ha destrozado varias cámaras debido al agua.

1 comentario:

  1. saludos Fili aunque con retraso.
    Muy bien relatado pero fueron cuatro largos queda pendiente y volveremos.
    Besos Lara.

    Miguel

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