29 mar 2011

Un rocódromo en la chabola (III)


Estos dias hemos mecanizado todas las piezas, que así es como le llaman los masters a taladrar agujeros. La taladradora de mesa del Quim ha sido de gran ayuda. Eso y algo de maña nos ha permitido repetir los numerosos agujeros con bastante exactitud.


Las estructuras ya han empezado a tomar cuerpo. Lo mas laborioso, sin duda, ha sido soldar los pernos, que son las bisagras que permitirán que cada uno de los tres módulos pueda abatirse a la inclinación que queramos.

Los agujeros en el muro, que es el de hormigón que veis en una de las fotos junto a una pared amarilla, ya están hechos también, pero no hemos colocado los parabolts porque estamos tramitando un pedido de parabolts, algunas chapas y aprovechamos para pillar ya algunas presas.


El domingo hubo clase de soldadura, ya que tenemos unas 84 piezas que puntear para despues soldar. Lara hizo alguna prueba, pero yo estuve varias horas intentando puntear. Digo intentando porque creo que después de enyesar creo que soldar es lo mas difícil que haya intentado hacer jamás. El caso es que al final del domingo ya tenía la mitad de las piezas punteadas, pero por la noche me desperté con un dolor intensísimo en los ojos, con la sensación de tenerlos llenos de tierra y era incapaz de abrirlos. Tengo que admitir que incluso tuve un momento de pánico, pero lo peor era el dolor. No hubo mas remedio que ir a urgencias, donde me pusieron unas gotas anestésicas que inmediatamente calmaron el dolor. Sólo entonces fui capaz de mantener los ojos abiertos unos segundos para que inspeccionaran cual era la magnitud de la tragedia. Por suerte, esta lesión parece de lo más normal en novatos como yo, y con las gotas que me han prescrito la mejoría está siendo muy rápida.

En resumen, el rocódromo no esta ni mucho menos acabado, pero yo ya me he lesionado! En cuanto me recupere, habrá más!


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