30 mar 2015

Por Extremadura con la Gespeta

Esta Semana Santa nos hemos lanzado a visitar Extremadura, esa región que todos sabemos que está ahí pero que muchos nunca han visitado.

El plan ha sido como de costumbre, algo de escalada en roca, algo de montaña intentando subir al punto mas alto de la región y algo de turisteo para conocer la cultura, historia y gastronomía.

Yo fuí bastante limitado, ya que el traumatólogo me aconsejó que no escalara hasta que averigüaran la causa de unos hormigueos y dolores que empezaron en los dedos de la mano derecha y se fueron rápidamente propagando hasta el hombro.

Nuestro primer destino fue Candelario, en Salamanca. Desde este pueblecito se accede al parking llamado la Plataforma del Travieso, punto de partida para subir al Calvitero o Torreón, que con 2401 metros de altitud es el punto más alto de Extremadura.

La ruta es bastante entretenida, y como la encontramos con algo de nieve hicimos casi todo el trayecto con raquetas. Únicamente cerca de la cumbre hay un paso donde hay que usar las manos, o bien en la roca o bien cogiendo una cadena instalada para facilitarlo. Las vistas durante todo el recorrido son guapas. Por una parte estamos en la Sierra de Gredos a más de 2000 metros de altura y podemos contemplar gran cantidad de montañas nevadas. Por otra, estamos justo encima del valle de Jerte, famoso por estar lleno de cerezos que, cuando florecen, tiñen el valle de blanco como si estuviera nevado.

Esa noche todavía dormimos en Salamanca, en la Plataforma del Travieso, y el día siguiente lo tomamos con toda la tranquilidad del mundo, recorriendo todo el valle de Jerte hasta Plasencia, parando infinidad de veces para caminar entre los cerezos. Realmente es impresionante, y parece ser que nosotros pillamos la floración bastante avanzada pero no en su máximo, o sea que todavía puede ser más espectacular.

Justo al lado de Plasencia se encuentra Valcorchero, una zona mágica llena de encinas, preciosos alcornoques y caprichosos bloques de perfecto granito. Se puede hacer escalada deportiva y bloque, y cada octubre acoje la competición de bloque más antigua de España. Ya llevan 30 ediciones!

Nosotros pillamos la guía en Plasencia y estuvimos haciendo algunas vías facilitas. Acostumbrados a Catalunya y otras zonas de la peninsula, las vías de Valcorchero pueden parecer cortas, pero os aseguro que la zona da mucho juego, el granito es de categoria, y si disfrutais con la adherencia lo pasareis en grande. Eso si, incluso en primavera puede llegar a hacer bastante calor en las horas centrales del día.

Cuando llegó el momento de marchar, un caballo curioso vino a despedirnos, o quizá nos invitaba a quedarnos más tiempo. Pero teníamos que seguir con nuestra exploración de Extremadura.

Fuimos deambulando por diferentes pueblitos mientras nos dirigíamos al parque nacional de Monfragüe. Nada mas entrar en el parque vimos un montón de coches aparcados a ambos lados de la carretera, justo antes de un punto llamado el Salto del Gitano. Paramos y entonces entendimos lo que pasaba. Al otro lado del congosto había unos buitres, tres, y muchísimo mas lejos, un águila real. Esto último lo sé porque se lo pregunté a uno de los muchos que había allí, vestidos con ropas de camuflaje y con unas máquinas de fotografiar y objetivos de infarto. Yo no me atrevía a sacar mi cámara compacta por vergüenza, pero alfinal lo hice para ver esos buitres con el zoom. El águila, aun con mi zoom de 14 aumentos, seguía siendo un puntito sobre una rama.

De repente, uno de los bird watchers empezó a hacer fotos como un loco a algo que estaba a unos 4 o 5 metros de nosotros. Al verlo, otros dos también hicieron unas cuantas fotos. Cuando acabaron, pregunté a qué le hacian fotos, ya que yo no me había enterado de nada, y me dijeron que había un petirrojo.

Al final Gigi y yo estuvimos analizando todo lo que habíamos vivido con los observadores de aves. Por una parte, hay varios sitios por Catalunya y Aragón donde se ven más buitres, estás más cerca de ellos, y en entornos más bonitos, que en el Salto del Gitano. Por otra parte, no entendía como a un petirrojo entre unas hierbas le pueden hacer más de 50 fotos, sabiendo que muy probablemente ninguna de las fotos valdrá la pena. Hay millones de petirrojos, se pueden encontrar en cualquier sitio de Europa, y no sería dificil ver alguno posado en la rama de algún bonito árbol, de manera que se vería el pájaro en todo su esplendor.

De todos modos, respeto como disfrutan de su afición, y sinceramente nos pasamos un rato bien divertido en el Salto del Gitano. Muy probablemente yo hago algo similar con alguna de mis aficiones y hay gente que nunca lo entendería.

Continuamos la marcha, y llegamos al sitio donde en principio íbamos a pasar la noche. Villareal de San Carlos, con un gran parking donde parece ser que durante años se ha podido pernoctar sin problema.

Tal y como llegamos vimos unas cuantas autocaravanas que se iban, hablamos con otra gente que iban en furgoneta y también se iban. Resulta que han prohibido la pernocta en todo el parque, dicen que a raiz del poder que tiene el dueño del hotel y el camping que hay en este pueblo, que mas que pueblo a mi me dió la sensación de conjunto de edificios para sacarle la pasta a los turistas. El caso es que incluso vimos a los forestales avisando a las furgonetas y autocaravanas que estaban estacionadas en los differentes puntos a lo largo de la carretera. Viendo esto, decidimos irnos del parque, que de hecho no nos había impresionado lo más mínimo, y pasar de hacer nada en él, ni gastarnos ni un euro.

Pusimos rumbo a Cáceres, que nos encantó, y luego a Mérida, donde alucinamos con sus monumentos. En Cáceres, mientras tomábamos una caña a la puerta de un bar, vimos pasar una procesión, la cual habíamos visto preparar dentro de la iglesia a primerísima hora de la mañana. Fue un lujo poder ver como colocan las flores, que son de verdad, en las estatuas que luego surcarán las calles llevadas a hombros. Como siempre he dicho, aunque no creas en ninguna religión, impresiona ver una procesión.

Mérida tiene un conjunto arqueológico tremendo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el 1993. Además de visitar el Museo Nacional de Arte Romano y contemplar varios monumentos simplemente paseando por la ciudad, nos apuntamos a una visita guiada nocturna para ver el anfiteatro y el teatro romanos. Totalmente recomendable.

Seguimos hacia el sur, y aquí tuvimos que decidir no ir a visitar Badajoz, ya que íbamos bien de días pero si nos alargábamos hasta Badajoz entonces tendríamos que sacrificar otra cosa, y lo que nos quedaba por delante todo tenía buena pinta.

Así, nos fuimos al bonito pueblo de Alange que, a orillas del embalse con su mismo nombre, parece un pueblo costero. Llevábamos unas reseñas de la zona de escalada de Alange, y aunque hacía algo de calor nos pasamos un buen día escalando.

Nuestro último destino en Extremadura sería Trujillo, preciosa ciudad con muchísima historia también, un castillo imponente, y donde nació el conquistador Francisco Pizarro, cuya estatua a caballo domina la gran Plaza Mayor.

En el foro de furgos furgovw.org vimos varias recomendaciones del Mesón la Troya como un buen sitio para comer o cenar. Decidimos darnos un homenaje como fin de viaje, y podemos confirmar que, además de disfrutar de una excelente comida típica extremeña, las cantidades eran enormes. Yo soy de los que no deja ni una miga en el plato, sin embargo esa noche no pude con todo a pesar de estar exquisito!

Al salir del mesón, que está en la Plaza Mayor, nos encontramos con que estaba en marcha el Chíviri, la plaza llena de gente y por el escenario iban pasando grupos cantando canciones tradicionales. Estuvo divertido porque algunas de las canciones eran las que cantábamos de pequeños.

La vuelta a casa la hicimos por un camino algo diferente, ya que esta vez pasamos por Madrid para ver a mi hermana Pitu, al Jj y a los peques.

Me alegro de haberla explorado con Gigi durante unos días, a pesar de que yo no estaba de un gran humor debido al problema con el brazo. Bonita tierra, Extremadura.

















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