
El plan era hacer una aproximación hasta los Ibones Azules para al día siguiente atacar los Infiernos, continuar por la cresta hasta el Arnales, y regresar por el mismo camino.

Al llegar a Biescas vimos unos relámpagos y no titubeamos para decidir que nos quedábamos a dormir en el parking donde normalmente montan el mercadillo, especialmente después de ver que había un par de autocaravanas ya instaladas.

Como eran los últimos días de Julio estaba bastante vacío, o quizá la gente ya sabe lo feo que es el complejo y han dejado de ir. Aparcamos cerquita del refugio de Piedra, comimos, preparamos los armarios y para arriba que nos fuimos. Ah, no! antes de dejar el balneario pasamos al lado de un tipo con aspecto de boxeador o similar que estaba haciendo pesas junto a su furgoneta, una Ducato corta y elevada totalmente camperizada. Como justo en ese momento acababa una serie y dejaba las pesas en el suelo, le pregunté por su furgoneta, esperando que me dijera 'y a ti que te importa como tengo montada la furgoneta?'.


Al llegar al ibón Azul inferior, donde en el mapa marca una cabaña metálica que además no hace muchos años yo había visto con mis propios ojos, resulta que hay una losa de hormigón. Por suerte llevábamos nuestra tiendecita pequeña y la plantamos en un vivac increiblemente guapo de más o menos un metro de altura.

Cuando llegamos al primer Infierno este tipo ya bajaba así que nos quedamos solos contemplando la bonita y horizontal cresta que hay hasta el Infierno Oriental.

El día era fantástico, pero Lara no iba muy fina anímicamente. Llegamos a la brecha, al lado contrario vimos la repisa por donde en teoría hay que pasar. Incluso montamos el rápel y yo bajé hasta el fondo de la brecha. Yo lo veía posible, pero Lara no, así que decidimos abandonar la idea. Lo que sí que vimos es que el Arnales se puede atacar perfectamente viniendo desde el collado de Pondiellos, así que cuando le toque al Arnales muy probablemente vayamos por ese flanco.

La bajada fue bastante laboriosa, ya que coincidimos con una parejita que se salían del camino peligrosamente y además él no funcionaba muy bien por ese terreno. Le ví sufriendo tanto que le di un par de consejillos por donde ir y como moverse, cosa que me agradecieron ambos muchísimo. Eso sí, cuando llegamos al collado del Infierno y se acabaron las dificultades solo aguantamos unos 10 minutos a su ritmo. Tendrían merienda familiar?


Llegamos a la furgo bastante tarde, en Biescas nos comimos una pizza enorme y decidimos volver a casa esa misma noche.

No hay comentarios:
Publicar un comentario