5 ago 2011

Vía ferrata Espolón de la Virgen


Estaba claro que esa tarde teniamos ganas de marcha. Yo al menos tenia, y muchas!

Despues de comer tranquilamente en nuestra tienda/palacete en el camping de Rodellar, decidimos esperar a eso de las 6 de la tarde para ir a hacer esta via Ferrata y así evitar el caloraco que estaba haciendo. El cielo se empezaba a encapotar, bajamos desde el pueblo al barranco y no nos dió tiempo ni de llegar a la surgencia, donde unos metros mas allá comienza la ferrata, que empezó a llover bastante fuerte. Nos refugiamos en una de las numerosas cuevas que hay en el cañón, donde los escaladores de grado ni se inmutan si llueve porque ellos siguen dándole pegues a sus extraplomos. Al cabo de 20 minutos para de llover, nos decimos que hay que aprovechar la ventana y hacer la ferrata zumbando.

En un visto y no visto ya estamos al pie de la ferrata con los arneses puestos. Joan tira primero, Carles detras, y a mi como siempre me mola ir el último en estas cosas, pues cerrando el grupo.

Carles y yo vamos parando y haciendo alguna foto, pero a medida que vamos subiendo se ve claramente que el cielo se está poniendo muy negro. La ferrata es muy guapa, con un tramo en particular tremendamente espectacular. Los últimos metros los hacemos a saco, y cuando llegamos arriba nos abrazamos, no nos da tiempo ni de hacer una foto ni de quitarnos los arneses, y empieza a lloviznear.

Empezamos a hacer el camino de regreso, y justo cuando empieza a llover bastante fuerte llegamos a un punto donde hay una pequeña visera donde justitos cabemos los tres. Salvados!

Al cabo de un par de minutos empieza a granizar bien fuerte, unas piedras del tamaño de aceitunas rellenas de anchoa. Es un tormentón de cuidado. Truenos, viento, agua, mas granizo. Durante un buen rato parece que ha anochecido, pero no son ni las ocho. Después de quizá una media hora larga, afloja. Yo pienso en que tengo todas mis cosas en una zona de la tienda donde el suelo no está unido a las paredes, pienso en la propiedad de la capilaridad y concluyo que todas mis cosas están empapadas. Pero me es igual!

Salimos de la visera como párvulos saliendo del colegio. Aun llueve un poco, pasamos por delante de una cueva donde hay un montón de gente cobijada y nosotros vamos saltando de charco en charco, riendo y llamándonos a gritos, ya que Carles se ha quedado algo rezagado por culpa de la risa. Finalmente llegamos al pueblo. En una curva baja agua como a media pantorrilla. Yo paso corriendo pero arrastrando los pies, me mojo hasta los mocos. Llegamos a la tienda y... efectivamente, tengo todo empapado.

Yo calculo que tardamos unas 3 horas en hacer la actividad, de las cuales unos 23.5 minutos fueron haciendo la ferrata.

Totalmente recomendable, es divertidísima!



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