4 ago 2011

Cañón del Mascún


Mientras el maestro Carles trabaja en las fotos de esta curiosa salida he decidido postear porque no quiero que se me acumule la faena.

¿Por qué curiosa? Porque en principio Carles, Joan y un servidor queríamos haber ido al Pirineo, pero las previsiones eran malas y decidimos ir a la Sierra de Guara, donde normalmente si te mojas es porque quieres. Y también curiosa porque al cambiar de planes tan repentinamente resultó que Miguel se podía acercar y así hicimos un grupeto que hacía varios lustros no había coincidido!

Empezamos a caminar desde el mismo camping de Rodellar, lo cual es un verdadero lujazo. La aproximación al inicio del barranco es sencillamente espectacular. Tras salir del pueblo bajamos al barranco, que remontamos un rato hasta justo pasada la surgencia. Aqui, divisando ya la desafiante Cuca de Bellosta, tomamos un camino ascendente hacia la izquierda.

Durante todo el trayecto las vistas son magníficas, pasamos al lado de dos enormes robles centenarios e incluso, queridos amigos del hombre y la tierra, pudimos contemplar un nutrido grupo de buitres volando majestuosamente a poca altura sobre nuestras cabezas.

El primer tramo del barranco estaba practicamente seco, cosa que ya intuíamos. Pero despues del primer remojón decidimos enfundarnos los neoprenos.

¿Que puedo decir de esos momentos mientras nos poníamos los neoprenos? Yo hacía unos 20 años que no me lo ponía. Alguna cosa tenemos que estar haciendo bien los cuatro, cuando despues de 20 años aun somos capaces de calzarnos esos neoprenos, los mismos que cuando éramos unos bollicaos ya iban justitos!

Este barranco tiene que ser una pasada con agua. De todos modos, el siguiente tramo llevaba algo de agua, e incluso pudimos hacer algunos de los saltos, aunque no hay ninguna foto.

Poco a poco, al menos yo, iba recobrando las sensaciones de aquellos años cuando no parábamos de hacer barrancos, y haber roto el hielo con éste creo que significa que a partir de ahora habrá que hacer alguno cada temporada.

Al final, hasta me pareció corto, pero decididamente divertido, y con unos pasajes y un entorno guapísimos.

El camino de vuelta vuelve a ser un regalo para los ojos, con la perspectiva mas significativa de la Cuca de Bellosta, y el famoso agujero/cueva en la roca con forma de delfín. ¿Veis el delfín?

La conversación mientras hacíamos la última subida hasta Rodellar ya iba entorno a las birras que nos íbamos a tomar, y así hicimos, bajo un emparrado en la terraza del bareto del camping.

Abajo instantánea del grupeto al completo para la posteridad. De izquierda a derecha, Carles, Miguel, Joan y yo mismamente. Os quiero, tios!




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