6 jun 2011

Un rocódromo en la chabola (V)


Esta será una entrega un poco telegráfica, y es que son casi las dos de la mañana, he acabado de currar hace un rato y me voy al sobre.

El proyecto rocódromo ya va cuesta abajo. Las bases donde se apoyarán las estructuras ya tienen su capa de imprimación y están colocadas, y por si las moscas a falta del último apriete de tuercas, que haremos cuando las estructuras estén metidas en los pernos.

Los tableros de madera tienen todos los agujeros hechos. Debería escribir todos con mayúsculas porque han sido unos 500 agujeros. Dos cosas a resaltar: Por una parte que después de comprar una broca de pala del 11 me di cuenta de que es imposible hacer agujeros rectos con ellas a no ser que se pueda tener el taladro fijo, así que la fuí a devolver y para mi sorpresa me la abonaron. Al final en una ferreteria de barrio encontré una broca, también del 11, pero de las de toda la vida. La segunda cosa a mencionar es lo increíblemente útil que me ha sido esa pieza de color amarillo que veis en la foto. Sirve de guia para la broca, y gracias a esto, que de todos modos no funciona con una broca de pala, he logrado hacer unos agujeros prácticamente perfectos y bastante rápido. Mi empeño por hacer los agujeros rectos, perfectos, es porque en ellos tienen que ubicarse las tuercas embutidas (creo que también las llaman rosca de araña), y me da que si el agujero no es recto, o sea perfectamente perpendicular al plafón, costará meter la tuerca embutida y luego el tornillo que sujeta la presa entrará oblicuo.

Las estructuras, a falta de unos trocitos sin pintar para poder manipularlas, ya tienen dada su capa de imprimación.

A todo esto ya hemos pillado la cadena que nos permitirá variar la inclinación de los módulos, y la pintura para los plafones de madera, que mezclaremos con un árido para darle un aspecto y tacto rugosos. Muy probablemente el próximo post sobre el roko será para enseñarlo acabado. Lo escribo y no me lo creo!

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